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La mayoría de las especies de cetáceos son muy móviles, pueden viajar decenas de kilómetros al día y a menudo tienen áreas de distribución muy amplias. Por lo tanto, su estudio y seguimiento requiere cubrir zonas muy extensas, en las que el uso de un barco puede ser demasiado prolongado y costoso. En estos casos, los científicos pueden recurrir a campañas de sobrevuelo aéreo con pequeños aviones adaptados para la recogida de datos, que permiten cubrir grandes distancias en poco tiempo. Sin embargo, debido a la altitud y a la velocidad, los sobrevuelos no permiten el mismo nivel de precisión en la recogida de datos que las observaciones desde un barco. Por ejemplo, la determinación de la presencia de crías o la identificación de la especie no son siempre posibles. Además, las campañas de sobrevuelo no permiten realizar estudios acústicos ni fotoidentificación. Estas dos técnicas, las campañas en el mar y los estudios aéreos, son por tanto complementarias.
Sobrevuelos
En el Santuario de Agoa, el observatorio Pelagis realizó dos campañas aéreas en 2008 y 2017, las campañas REMMOA, que cubrieron toda la Zona Económica Exclusiva de las Antillas Francesas y la Guayana Francesa.