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El reciente análisis de la aplicación del Plan de Acción para la Conservación de los Mamíferos Marinos en la Región del Gran Caribe de 2008 (SPAW RAC, 2020) ofrece una actualización de las amenazas consideradas significativas en la región: la interacción entre los mamíferos marinos y la industria pesquera, la contaminación, la degradación del hábitat costero, las perturbaciones acústicas, la observación de ballenas, las colisiones con barcos y el cambio climático.
Las capturas accidentales en las redes de pesca, identificadas actualmente como la principal fuente de mortalidad antropogénica de los delfínidos en todo el mundo, también parecen ser una amenaza importante en la región. Además se han documentado enredos de grandes ballenas en dispositivos de concentración de peces (DCP) y artes de pesca abandonados en el Caribe, pero esta amenaza debe cuantificarse con precisión.
En cuanto a la caza directa, al menos tres países de la región cazan varios cientos de delfines cada año para su consumo. Las especies más buscadas son: Calderón de aleta corta, orca falsa, orca, y algunos pequeños delphines, como el delfín rotador, los delfines manchado del Atlántico y pantropical, el delfín de Fraser, el delfín de dientes rugosos, pero también especies más costeras como el delfín nariz de botella, el sotalia y el tucuxi, en en aguas continentales. También se capturan cada año algunas ballenas, sobre todo jorobadas.
Tambiénn, algunos cetáceos se destinan a la explotación en cautividad. De hecho, actualmente hay 33 delfinarios en la región y se están proyectando nuevas instalaciones.
Las dos fuentes de contaminación más importantes que se conocen y que pueden afectar a los mamíferos marinos son las actividades terrestres (agricultura, minería, aguas residuales, etc.) y las actividades petroleras y de gas en alta mar. Por ejemplo, las cargas excesivas de nutrientes procedentes de la agricultura contribuyen a las floraciones de algas tóxicas, que se han relacionado con mortalidades agudas de delfínidos costeros y manatíes en Florida. Las minas de oro y las centrales eléctricas de carbón son fuentes importantes de contaminación por mercurio en el medio marino; por ejemplo, se han encontrado altos niveles de mercurio en varias especies de cetáceos capturados frente a San Vicente. Desde 2010 se han producido una serie de vertidos de petróleo en la región y se han encontrado altos niveles de petróleo disuelto en todo el mar Caribe. Sin embargo, el impacto de estos vertidos en la salud de los mamíferos marinos de la región ha sido poco estudiado, salvo en el caso de sucesos importantes como el vertido de petróleo de BP Deepwater Horizon en 2010 en el Golfo de México, que provocó el pico de mortalidad de mamíferos marinos mayor y más duradero jamás registrado en la región.
La observación de mamíferos marinos en su entorno natural es una experiencia increíble y una interesante fuente de desarrollo para los territorios del Caribe. Sin embargo, esta actividad perturba a los animales y puede tener impactos significativos cuando es demasiado frecuente o intensa. En algunas regiones del mundo, la observación de cetáceos ha contribuido a la disminución de la reproducción y al desplazamiento de ciertas poblaciones de delfines. Para limitar el impacto de esta actividad sobre los mamíferos marinos, varios países la han regulado mediante cartas de principios voluntarias, certificaciones o permisos.
Los efectos potenciales sobre los mamíferos marinos del ruido submarino generado por los estudios sísmicos geofísicos, los ejercicios de entrenamiento militar y el tráfico marítimo son también una preocupación constante y creciente. De hecho, se han documentado varamientos y respuestas en el comportamiento de los cetáceos ante las fuentes antropogénicas de ruido submarino en la región. Esta amenaza es especialmente preocupante para los grandes buceadores, como los zifios y los cachalotes.
Las colisiones entre barcos y grandes cetáceos se producen allí donde hay un tráfico intenso y una alta concentración de animales. En la actualidad constituyen una amenaza para varias poblaciones de ballenas en todo el mundo, pero aún no se ha cuantificado su impacto en las poblaciones de mamíferos marinos del Caribe.
El cambio climático agravará las amenazas existentes para los mamíferos marinos, como la pérdida de hábitat, las enfermedades, la contaminación y las interacciones con las actividades humanas. Esto es especialmente cierto en el Caribe, donde la productividad de los ecosistemas de arrecifes de coral y manglares, que influyen en la disponibilidad de alimentos para los mamíferos marinos, está fuertemente correlacionada con la temperatura de la superficie del mar.
Otra de las principales conclusiones de la evaluación de la aplicación del Plan de Acción para la Conservación de los Mamíferos Marinos en la Región del Gran Caribe de 2008 (SPAW RAC, 2020) es la falta general de información disponible sobre las poblaciones de mamíferos marinos (abundancia, distribución....) y las actividades humanas para cuantificar su impacto sobre estas especies. Por tanto, mejorar los conocimientos debe ser una prioridad para los próximos años.
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